Misión

El Concilio de la Montaña pretende ser una comunidad nacionalista que propicie enseñanzas en el ámbito de la biopolítica, el rescate de las tradiciones locales, nacionales e internacionales, tanto en historia, música y cultura, que se encuentran vinculadas con el legado sanguíneo que pueblos remotos nos han transferido junto a los valores éticos y morales desde la perspectiva nacionalista.

De otro lado se harán alianzas con otras iniciativas similares a nivel nacional e internacional, con el fin de dar a conocerlas en nuestra región, para impulsar ese llamado interior que sentimos muchos de nosotros y que orientará a los pueblos anestesiados por la incultura y la desinformación.

jueves, 31 de enero de 2013

UN RELATO EN EL PATIO DE LAS BRUJAS


Como parte del rescate de la tradición oral antioqueña acerca de los mitos, historias y relatos, con el fin de consolidar y fortalcer de nuestra identidad, presentamos el siguiente relato:
 
El lugar como conocido como el Patio de Las Brujas, queda ubicado en el Alto del Silencio, el cual hace parte de la reserva natural el Alto del Romeral  (Corregimiento de San Antonio de Prado – Medellín); se dice que en este sitio llegan las brujas después de sus largos vuelos y que también habitan duendes y espíritus oscuros.
La zona tiene una característica muy especial pues no se siente ruido alguno, ni de animal ni de insectos, lo cual lo hace ser un sitio bastante mágico; a continuación se relata la aventura de cuatro jóvenes que decidieron subir hasta el Patio de las Brujas por allá en el año de 1992.
Salimos del Parque de San Antonio de Prado a eso de las 7:00 a.m., una vez habíamos terminado de comprar algo de mercado, y nos dirigimos hacia una quebrada que se encuentra cerca al Manicomio de Prado, lo que actualmente es el Colegio San José Obrero, en donde debíamos comenzar el ascenso bordeándola; después de una hora  aproximadamente de camino nos encontramos con un viacrucis, lo que para nosotros era bastante extraño, pues las condiciones del terreno eran difíciles como para hacer ese tipo de actividades, pues en la medida que avanzábamos se debía escalar cascadas cada vez más altas; después de cierto tiempo divisamos lo que al parecer era un atril con una biblia abierta, tal parece que ahí terminaba el viacrucis…pero nos preguntábamos ¿qué hace una biblia en medio de la nada y en intactas condiciones?...con esta inquietud seguimos ascendiendo hasta que las condiciones nos llevaron a salirnos de la quebrada tomar otra ruta alterna, pero siempre siguiendo la quebrada que ya se hacía muy encañonada.
A medida que ascendíamos el rastrojo se ponía más espeso; al mirar al cielo las nubes pasaban a poca altura de nosotros, y el ambiente se tornaba oscuro; con el tiempo el hambre nos embargó y decidimos hacer el almuerzo al lado de un pequeño nacimiento que discurría hacia la quebrada; sacamos todos los implementos necesarios, ollas, platos, cuchillos, etc., mientras se cocinaba el almuerzo decidimos echar un vistazo al espacio que nos encontrábamos, pues el silencio que hacía en aquel terreno era bastante tenebroso; al regreso nos disponíamos a servir cuando nos dimos cuenta que cucharas, platos y cuchillos habían desaparecido, por lo cual entramos en zozobra al pensar que alguien nos había robado, por lo cual decidimos investigar, pero al cabo de un rato no vimos a nadie y nos tocó servir el almuerzo en las cascaras de varios aguacates que habíamos comprado y utilizar como cubiertos palos  pequeños palos que encontramos cerca.
Al estar un poco en zozobra con los acontecimientos y mezclados con lo tenebroso del lugar decidimos descender, por lo cual debíamos de retomar el lecho de la quebrada que se encontraba en un cañón bastante espeso, después de caminar aproximadamente 20 minutos nos dimos cuenta que de nuevo nos encontrábamos en el mismo lugar y esto nos ocurrió en cuatro veces, por lo cual es desespero mezclado con el miedo no hizo cambiar la ruta que debíamos hacer, tomando la decisión de subir más arriba, esto nos llevó aproximadamente 1 hora y media de camino hasta que llegamos a una zona despejada adornada con una peña de color negro; en este sitio decidimos descansar un poco, pues al mirar la hora nos dimos cuenta que ya se acercaba la noche y aun no descendíamos; mirábamos hacia el horizonte tratando de mirar cual será la mejor ruta de descenso, mientras meditábamos en eso, uno de nosotros dijo que en la lejanía se veía un perro negro subiendo hacia nosotros, pero lo que le parecía extraño a nuestro amigo es que el perro conforme subía se hacía más grande, demasiado grande teniendo en cuenta que de pronto fuera un engaño de la vista por la perspectiva; nos quedamos mirando al susodicho perro hasta que este comenzó a dar unos brincos demasiado extraños para nosotros, pues ya no parecía perro sino canguro…y de canguro paso a figura casi humana lo que automáticamente nos hizo correr falda abajo como pudiéramos, saltando alambrados, cayéndonos, raspándonos y hasta gritando; una vez nos pasó el susto y al mirar atrás para verificar que la criatura-perro-canguro no nos seguía, pudimos calmarnos y verificar en que parte estábamos, con un poco de paciencia volvimos a divisar el Manicomio de Prado, el cual se encontraba bastante lejos de nosotros. Llegamos a las inmediaciones del manicomio y para nuestra sorpresa los internos estaban haciendo un escándalo tremendo, se escuchaban gritos y aullidos, como si algo afuera los perturbara sobre manera; esa fue nuestra primera y última visita a El Patio de las Brujas.

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