Con profunda tristeza
hemos asistido algunos pocos ticos, --- miembros de esta especie en extinción,
--- a las pompas fúnebres de los últimos vestigios identitarios de lo que un
día fue un país llamado Costa Rica. Me refiero a ese circo apestoso que se ha
montado alrededor del estadio que construyo el gobierno de China en nuestro
país y que la masa enajenada por los medios identifica cándidamente y hasta con
orgullo idiota como… "su estadio nacional".
Costa Rica, una
nación que ayer prometía ser la capital
centroamericana por excelencia, tanto por su empuje, como por su
liderazgo y mejor perfil humano, hoy es un paisito de tercera cada vez más
decadente y tristemente similar a sus vecinos. Costa Rica un país que, en su
momento, se sintió orgulloso de saberse diferente y diferenciado del resto de centroamericanos,
tanto en la manera de interpretar su herencia ancestral, como su devenir
histórico en el concierto de las naciones centroamericanas, hoy ya no es sino
un vulgar traspatio en donde se acumula el clientelismo, la ingobernabilidad,
la corrupción motivada por la riqueza
fácil, así como el fomento a la ignorancia. Y como resultado de esta
delincuencia estatal, todo un sin fin de vicios degradantes que señalan
inequívocamente que se acerca el ocaso para este curioso pueblo.
Como es lógico de suponer en una sociedad
colapsada como Costa Rica y en medio de la decadencia moral que padece, el
concepto de nacionalismo fue lo primero que desapareció del ideario del
costarricense tradicional, o bien le fue cercenado, dando paso en su lugar, a
la criminal globalización, al absurdo multiculturalismo y otras múltiples
estafas ideológicas de moda; aceptadas ciegamente por el pueblo de Costa Rica
como los nuevos y muy positivos paradigmas, simplemente por el mero hecho de
ser novedosos. Así de patético, rápido y sin preguntar se traga las cosas este
pueblo domado.
La caída del viejo
estadio nacional no fue simplemente la demolición de una vieja estructura. En
su sencillez y modestia el anterior estadio representaba la verdadera Costa
Rica, la del granizado y las empanadas. La del sobado, el algodón de azúcar y
los churros de los turnos patronales. Representaba a la entrañable Costa Rica
que aposto por el civismo y creyó ingenuamente que de veras existían los
políticos honrados y un sistema electoral casi divino. Aquellos sueños
candidos, pero honestos del ayer, el costarricense ahora los esta pagando caro
y más dolorosa serán la deuda en el
futuro. Que alto es el precio de la candidez y del obcecado deseo de seguir
comulgando con un sistema que hoy nos tiraniza alegremente y nos lanza en los
brazos de pueblos extraños, dispuestos a devorar todo a su paso, sin
misericordia y con el único afán de llenar su enorme vientre milenario.
El estadio de la sabana construido por los
chinos es el símbolo de los tiempos oscuros de esclavitud que se avecinan. Es
la marca de hierro en el lomo de la res. Es la evidencia física de que
pertenecemos ya a un nuevo amo, si se quiere mas cruel, déspota e inhumano que
el anterior. China, gobernada desde hace
milenios por la quinta casta de los Tiu-Kiu-Koui, una pequeña etnia
explotadora, mafiosa y comerciante venida de la india, que manipulo de antiguo a
emperadores y desde las sombras mantiene, hasta nuestros días, el dominio sobre
este enorme país. Son los mismos que apoyaron a la revolución de Mao y han
corrompido el alma de este pueblo, volviéndolo inhumano y explotador. La China comunista, el monstruo que esclaviza
a sus propios hijos y no respeta forma de vida alguna, ha hincado su garra en
este paisito infectado de tolerancia, vagabundearía, ambición absurda,
frivolidad, vicio e ignorancia. Pues un país como Costa Rica que no sabe de
donde viene y hacia donde va, es presa fácil de cualquier depredador.
Recordemos, además, que los invasores siempre son ayudados por los traidores domésticos que nunca faltan en el
seno de toda nación. Buen cuidado tuvo pues el enemigo de nuestro pueblo,
durante décadas, en borrarnos todo vestigio de identidad, confundiendo y oscureciendo
lo que nuestros antepasados tenían muy claro.
…Y ahí va la chusma
borreguil en manada, alegremente y con los cerebros entumidos presumiendo
estupidamente de un estadio nacional que solo es nacional en su imaginación. En
tanto, desde afuera nos seguirán viendo como lo que somos: unos pobres
papanatas sin identidad, sin creatividad, ni recursos para emprender, por
nosotros mismos, una infraestructura que de verdad simbolice el talento creativo de la nación costarricense.
Porque yo me pregunto:
¿Representa el
estadio de la sabana un triunfo de la ingeniería civil costarricense?
NO, porque esta obra
fue concebida por ingenieros chinos.
¿Representa el
estadio de la sabana un triunfo de la economía costarricense?
NO, porque se trata de una donación, entre comillas, y al estado no
le costo ni un cinco y de acuerdo al
saqueo estatal jamás hubiese podido costearla el gobierno.
¿Representa el
estadio de la sabana un éxito de la originalidad imaginativa de la arquitectura
costarrisence?
NO, porque su diseño esta inspirado en otros
estadios similares alrededor del mundo y su apariencia no tiene nada que lo
caracterice y lo haga resaltar, de cara a los de afuera, como nuestro.
¿Representa el
estadio de la sabana, al menos, el
esfuerzo del músculo del trabajador costarricense?
NO, porque, aparte de
los chinos, la mayoría de operarios fueron nicas inmigrantes.
Entonces el estadio
de la sabana no es nacional, a lo sumo
el terreno en el que esta puesto.
Por
supuesto, habrá quien alegue que el teatro nacional también fue construido
por extranjeros. Pero esta es otra
historia muy distinta y el teatro nacional es nacional por las siguientes razones:
1-Fue
pagado por la mano trabajadora costarricense que bajo el café de las matas.
2-Se descontaba,
además, un porcentaje del total del precio pagado por nuestro grano a los
dueños costarricenses de fincas para la construcción de dicha obra.
3-Se
contó con canteros y picapedreros nacionales. Los obreros fueron
costarricenses.
4-El diseño neoclásico o, más bien
ecléctico, estaba en línea con el
pensamiento e idiosincrasia de nuestro pueblo: Costa Rica todavía tenía claro
que, culturalmente, era una extensión de la cultura europea, y esto era algo
que se consideraba, en aquel momento, no solo deseable, sino el orgullo de
estar adheridos a lo mejor de la civilización occidental.
Es por
todas estas razones que el teatro nacional ES NACIONAL, porque retrata fielmente
la identidad costarricense por ser, precisamente, una amalgama y una síntesis
de la misma en su mejor momento.
Tratemos
pues, de llamar las cosas por su nombre. Tengamos la dignidad y el mínimo de
inteligencia para aceptar que ahora existe en la sabana un foro deportivo con
mas capacidad, al estilo de las grandes naciones, pero que fue construido por
el talento chino y no tico. Esto en si, no tiene nada de malo: la cooperación
entre los pueblos es algo deseable, siempre y cuando no haya estafa de por
medio. El aporte de otro pueblo no conlleva ningún problema en tanto no atente
contra la dignidad, ni se convierta en una burla para otros. Pero de ahí a
llamar NACIONAL, a una obra que no lo es, hay un abismo.
Sin embargo, mientras
llega el día en que, por fin, nos de el cerebro para aprender a discriminar
positivamente las cosas, hoy para el
mundo somos el hazmerreír por el ridículo que significa que manos y recursos
extranjeros erijan un obra denominada por nosotros mismos… nacional.
Y como tampoco nada es gratis en la vida y la
tacañería de los chinos es proverbial, el estadio de la sabana costara alma
vida y corazón al pueblo de Costa Rica. Por ejemplo: El estadio de la sabana ha
resultado ser el tapabocas perfecto para encubrir la salvaje explotación de
tiburones que las flotas chinas realizan en aguas nacionales con el beneplácito
de las autoridades gubernamentales. Cada expedición pesquera china arrasa entre
130.000 a 200.000 tiburones. A estos animales, aún vivos, se les quitan las
aletas y se tiran al mar de nuevo. Recordemos que cada plato de aletas de
tiburón cuesta alrededor de 100 dólares. Por supuesto las autoridades han
recibido la orden de no intervenir ante este masivo saqueo de nuestra riqueza
marina y su mercado clandestino, no sea que los chinos se enojen y el estadio se
quede sin terminar: ESTO ES CHINA.
También el estadio de
la sabana estará acallando la explotación de costa pájaros y la construcción de
una marina china, para esto se ha erradicado a la población autóctona con el
cuento de que es inestable vivir en ese sitio por razones telúricas. El agua
potable se ha cortado para obligar a los habitantes del lugar a emigrar: ESTO
ES CHINA.
En su propio país ,China , utiliza la tortura y la
brutalidad, y entre otros disidentes mantiene prisionero al premio Nóbel de la
paz, Liu Xiabo ,un premio que ,en este caso ,si es bien merecido, pues se trata
de un verdadero mártir de la paz que languidece en una oscura prisión
,torturado y posiblemente reo de muerte por pretender acusar al régimen asesino
e hipócrita chino ante el mundo. Sin embargo es ante este mismo régimen
criminal que nuestro premio Nóbel de la paz Oscar Arias, se inclino y le beso
los pies, todo en aras de su ambición personal.
Que el régimen chino
es esclavista, es un hecho. En china
mueren por malos tratos y hambre 500 personas por año, que se sepa. Tampoco los
niños escapan a esta explotación criminal y las muertes se dan por miles.
Cientos de etnias son abusadas en sus derechos mas básicos y obligados a trabajar solo por la comida. ESTO
ES CHINA.
La lista de las
atrocidades que se cometen en este país son innumerables, para no mencionar el
despiadado y sanguinolento negocio del que se hace victimas a los pobres
animales.
Así pues, Costa Rica estará obligada a hacer concesiones a los chinos y de esta forma veremos como esta raza
se ira apoderando de nuestro país, lentamente, como un cáncer amarillo; y sus
costumbres bárbaras vendrán a sustituir lo ultimo y lo mejor que heredamos de
una estirpe, tal vez no perfecta, pero si mas noble.
Queda por ultimo saber,
si los mismos que ayer lucharon contra el TLC con USA, hoy se tiraran a las
calles en una cruzada patriótica, como dicen ellos, por el atropello y el abuso
que ha significado que la oligarquía que nos gobierna, haya firmado un nuevo
TLC con el imperialismo chino y su
visión explotadora y esclavista. Me refiero a la izquierda anquilosada y
obsoleta costarricense, la cual no movido un dedo ni se ha manifestado por esta
nueva imposición cultural. No es de extrañarse, este grupo de sepultureros de
identidades, se compone de imbeciles, oportunistas y cínicos, que no ven mas
allá de sus absurdas teorías sociales y consignas fosilizadas. Son una
quintacolumna del mismo sistema que nos gobierna y, como pueden ver, tan
nocivos para una nación como cualquier otro invasor.
En definitiva, el
estadio de la sabana con su pictograma chino que representa una estrella de
seis puntas, firma del autor de dicha obra, seguirá siendo el encierro de miles
de ticos que, banderita tricolor en mano, y cantando su himno nacional,
servirán de espectáculo risible y patético a otros pueblos. No olvide esto
cuando vaya de visita al estadio nacional de los chinos.